Durante los últimos años hemos escuchado hablar a un sin número de economistas acerca de los problemas que acarrea el déficit fiscal para la economía. Ciertamente que la teoría económica ha explicado de manera muy clara las consecuencias de este déficit y los nefastos resultados que se obtienen dependiendo del tipo de financiamiento del mismo: si se emite para cubrir el déficit se genera inflación, y si en lugar de emitir se acude al crédito, se generan los ya conocidos problemas de deuda.
Las herramientas fiscales son una de las principales herramientas con las que cuenta el Estado para, por ejemplo, tomar medidas anticíclicas, o realizar una redistribución del ingreso más acorde a "los principios de la sociedad votante". Ahora, cuando esa herramienta fiscal, su (consecuente pero probable) déficit, y bien ya sea la emisión de moneda o de deuda, se transforman en lo habitual en el giro económico del país, es cuando comienzan los problemas.
Todos recuerdan que durante muchos años tuvimos "los superávit gemelos". Esto es: saldo comercial positivo y superávit fiscal. Hace ya varios años que han venido deteriorándose y desde hace varios años en nuestro país ya tenemos déficit fiscal. De hecho es uno de los problemas que está tratando de atacar el actual gobierno con las subas de tarifas y reducciones de subsidios.
Claramente, que mantener una política de endeudamiento de manera constante y a largo plazo no es saludable, ahora bien... cómo está el mundo en esta materia, aquí el enlace:
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